miércoles, 18 de enero de 2012

Garzón, un pulso a la soberanía popular.

Tengo derecho a no molestar, pero no lo ejerzo... hace, ya, tiempo. 

Ya está enterrado el Sr. Fraga y seguro que descansando. Quienes no descansan son los que pretenden tener la impunidad que la dictadura propiciaba a los corruptos y a la extrema derecha. 

Se intenta, desde la red, hacer sentir la indignación que nos produce a muchos lo que prestigiosos juristas proclaman a los cuatro vientos: La justicia tiene el deber de ser -y parecer- proporcional, equitativa. 

En la misma red aparecen, como ante cualquier otra noticia o comentario que sea sospechoso de buscar las tramas de la política o la economía corruptas, gente que, con más o menos pulcritud tratan de esconder la verdad del proceso a Garzón. Que si el artículo tal o el párrafo cual. Evidentemente, verdades troceadas a conveniencia. Hay sentencias, que sientan jurisprudencia, que avalan las escuchas en casos como el que nos ocupa y preocupa. No hay nada más que decir. Esto lo sabe cualquier estudiante de derecho, de los que asisten a las clases.

¿Entonces, cual es el empeño de algunas voces "autorizadas" empeñadas en defender lo indefendible?

La respuesta es: la causa.

No se está juzgando a Garzón por lo que hacía. A Garzón lo quieren apartar de su carrera judicial para que no puede llegar a donde pretendía.

Si uno se sienta al lado de alguien que fuma, es muy probable que termine respirando humo. Si alguien protege a corruptos o delincuentes terminará con mierda sobre su tejado. 

El Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo se están colocando al lado de fumadores. Y el reto en el que, no ingenuamente se han metido, será tirar del hilo que le han sacado a Garzón.  

Garzón quería destapar la alfombra que esconde las alcantarillas del Partido Popular. Tal como hizo con Eta o con los del narcotráfico. Y le han aplicado la misma medicina que Bush aplicó a Sadán Hussein: Mientras me sirvas, adelante; cuando estorbes, te cepillo. Allí con tanques, aquí, con artículos a conveniencia.

Se han metido en un charco, porque han preferido eso a, quizás, tener que iniciar un procedimiento para inhabilitar a la cúpula del Partido Popular, por corrupción. Tiene tela. Lo sabe muchísima gente y lo sospechamos, la mayoría.

Federico Trillo ya anticipó la caída de Garzón hace unos dos años. Sabe de los aliados que tiene en "la justicia".

Y esa es la pelota que tenemos los demócratas en nuestro tejado. Les hemos prestado la soberanía popular, para su buen cultivo, y nos devuelven esta bazofia.

Es necesaria una reforma integral de la justicia que, entre otras cosas, aporte un control democrático           -elección por los ciudadanos- de los componentes de los tribunales. Y por encima de partidos, e incluso gobiernos, el referendum en cosas importantes. Así se ejercerá la soberanía popular para fines correctos. 

Garzón solo hay uno. Delincuentes, más de los que parece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario